lunes, 31 de diciembre de 2012

La red de espionaje de Carlos V en Inglaterra




A raíz de "The King's Great Matter", es decir, los intentos de Enrique VIII de Inglaterra por anular su matrimonio con Catalina de Aragón y casarse con Ana Bolena, hizo con que el emperador Carlos V se viera forzado a cambiar su táctica diplomática. Cuando Eustace Chapuys (c.1490-1556), saboyano de nacimiento, llegó a Londres en septiembre de 1529 para suceder en el cargo de embajador residente a Don Iñigo de Mendoza, un puesto que había estado ocupado de manera bastante inestable desde la dimisión forzada de Luis de Praet en 1525, encontró a una aislada y vigilada reina Catalina que dificilmente conseguía mantener una entrevista a solas con el enviado de su sobrino. Chapuys prefería que no lo vieran demasiado por la corte, y, cuando acudía alli, era consciente que recaían mil ojos sobre su figura. El embajador era humanista y amigo de Erasmo cuyo entusiasmo por la causa de la reina le llevaría con frecuencia a ir más allá de sus obligaciones como diplomático. A sus cuarenta años, era un experto en derecho canónico y había sido juez eclesiástico de Saboya, hábil y astuto, que nunca temía decir lo que pensaba. No obstante, mismo que conversaba con soltura en francés, español y latín, su dominio del inglés no estaba a la misma altura.


El embajador Eustace Chapuys


El diplomático percibía que su labor en Inglaterra era de suma importancia para su señor. El deseo de Enrique VIII por divorciarse de la tía de Carlos V había movido los cimientos de Europa y había causado un revuelo internacional que preocupaba sobremanera al emperador. Una de sus primeras medidas diplomáticas fue aumentar el número de personas que trabajaban a su servicio. Contrató a muchos antiguos sirvientes de Catalina: ingleses, galeses y españoles, incluyendo el ujier de la reina llamado Juan de Montoya, un español que llevaba más de veinte años prestando servicio en Inglaterra y que se convirtió en uno de los principales secretarios de Chapuys. Reclutó también a jóvenes de Flandes y Borgoña, insistiendo que aprendieran inglés y, aunque él mismo no acudía muy a menudo a la corte, sin embargo los animaban para que fueran, esperando, probablemente, que su media docena de astutos y agradables caballeros se infiltraran en los círculos de los palacios sin levantar demasiadas sospechas.

Además del propio Montoya, tenía a dos secretarios más que hablaban muy bien inglés, incluso les proporcionaba a cada uno una peculiar red de contactos. Asimismo, tenía un "valet de chambre", un taciturno flamenco que iba con él a todas partes con la excusa de que debido a sus problemas con la gota, necesitaba ir siempre acompañado por si le pasaba algo. Eran de agradecer las habilidades lingüísticas de su sirviente pues en más de una ocasión los oídos del valet fueron esenciales para sus planes. Los consejeros conversaban a destajo sin apenas preocuparse por la presencia de Chapuys y de su ayudante, pues daban por hecho que su nivel de inglés era más bien precario. ¡Qué equivocados estaban!

Chapuys dedicaba parte de su tiempo a su red de espionaje. A partir de 1533, habría contratado unos cinco o seis agentes a tiempo completo que a cambio de unas modestas sumas de dinero le informaban sobre cualquier movimiento que se llevaba a cabo en las posadas de Londres (era sumamente interesante estar al tanto de los extranjeros que se paseaban por la ciudad), quién entraba y salía de la residencia de Thomas Cromwell, o incluso donde se encontraba un heraldo mensajero. Para ello era esencial contar con el apoyo de lacayos, doncellas, chicos de establos que estuvieran dispuestos a romper la lealtad a su señor a cambio de unas monedas.

Los diplomáticos de otras naciones de Europa también estaban bajo su vigilancia. Se sabe que uno de los secretarios de Marillac, el embajador de Francia, proporcionó clandestinamente durante dieciocho meses un set de códigos y transcripciones de cartas del enviado francés. Asimimismo, debemos resaltar el papel que jugaban las doncellas.  Había concretamente una, servidora de Ana Bolena, que mantuvo informada la embajada imperial durante más de un año de todo lo que transcurría en el entorno de la segunda esposa de Enrique VIII.

Los despachos de Chapuys, que son una de las principales fuentes de datos sobre el reinado de Enrique VIII, eran sin duda parciales a favor de Catalina: al referirse a Ana Bolena, hablaba siempre de "la Dama" (eso antes de casarse con el rey) o "la Concubina" (ese último título se lo otorgó cuando ya era reina). La mayor parte de los datos acumulados eran triviales y variados, y muchos de ellos, podemos estar seguros, nunca se incluyeron en los informes oficiales. Sin embargo, una cantidad considerable de esas informaciones que encajaban y servían de utilidad para sus propósitos eran catalogados y guardados como "fuente".

El enviado del emperador también entablaba relaciones con la comunidad de comerciantes españoles de Londres, muchos de los cuales residían allí desde hacía un tiempo. Al contrario de sus predecesores, Chapuys era igual de atento con los comerciantes de los Países Bajos. Le hacía a los flamencos pequeños favores y recibía a cambio noticias valiosas sobre los movimientos de dinero, armas, los agentes ingleses que entraban y salían de Amberes, además de ayudar en transmitir su correspondencia y manejar sus ganancias. Ellos mismos veían a Chapuys como uno de los suyos ya que el embajador provenía de un entorno de mercaderes de clase media. Normalmente iban a la embajada imperial a cenar, contar sus penas, pedir consejos y comentar las últimas noticias y cotilleos.

Chapuys raramente asistía a los actos de la corte, pero cenaba a menudo con los ministros del monarca y tenía numerosos contactos influyentes, además de su ya mencionada red de espías en la casa real. Con el tiempo se convirtió en un foco para los nobles partidarios de la reina Catalina y, siguiendo instrucciones de Carlos V, empleó todos sus recursos para formar con ellos una facción eficaz. El rey se sentía molesto a menudo a causa de Chapuys, sin embargo, por increíble que parezca, simpatizaba sinceramente con él, a veces incluso le hacía confidencias y a menudo le proporcionaba información deliberadamente. El clan Bolena lo odiaba y mientras algunos consejeros le consideraban un embustero y un adulador, probablemente él hubiera dicho lo mismo de ellos.


 Jonathan Rhys Meyers como Enrique VIII and Anthony Brophy como Eustace Chapuys en la serie   "The Tudors (segunda temporada, 2008)



Bibliografía: 

Mattingly, Garrett: Renaissance Diplomacy, Penguin Books, 1964.

Weir, Alison: Enrique VIII el rey y la corte, Círculo de Lectores, Barcelona, 2004. 

http://es.wikipedia.org/wiki/Eustace_Chapuys

sábado, 22 de diciembre de 2012

¡¡FELIZ NAVIDAD!!





Queridos cortesanos:



Una vez más se acercan estas fechas tan entrañables. Os deseo todo lo mejor para el próximo año y unas Felices Fiestas rodeados de todos vuestros seres queridos. Que jamás os falte de nada: amor, alegría, cariño, bienestar y salud. 



















Un fuerte abrazo,



Lady Caroline

viernes, 21 de diciembre de 2012

"The Lover Compareth his Heart to the Overcharged Gun" de Thomas Wyatt



"The Lover Compareth his Heart to the Overcharged Gun" Thomas Wyatt (1503-1542)


The furious gun in his most raging ire,
When that the bowl is rammed in too,
sore,
And that the flame cannot part from the fire ;
Cracks in sunder, and in the air do roar
The shivered pieces. So doth my desire,
Whose flame increaseth aye from more to more ;
Which to let out, I dare not look, nor speak ;
So inward force my heart doth all to break.



Traducción al español:

El arma furiosa, en su ira más rabiosa,
Cuando la cazoleta se aprieta con demasiado dolor
Y la llama no puede separarse del fuego,
Se hace pedazos en el aire rugen
Los trozos separados. Así es mi deseo,
Cuya llama crece cada vez más,
Y como no me atrevo a mirar ni a hablar para que salga,
Esa fuerza interna hace añicos mi corazón.




En este poema el concepto de yo apasionado como arma tiene connotaciones sexuales volcánicas y furiosas. El arma es un falo; su explosión revela que ha llegado al éxtasis y su energía sexual se asocia con la "ira rabiosa". Pero lo más curioso de estos versos de Wyatt es que la furia del arma se vuelve contra ella misma. "Sobrecargada" (como se refleja en el título del poema), "su llama crece cada vez más" y acaba asemejándose a una "fuerza interna que hace añicos su corazón". 



Bibliografía: 
http://www.luminarium.org/renlit/furiousgun.htm


Gilbert, Sandra M. , Gubar, Susan: La loca del desván: La escritora y la imaginación literaria del siglo XIX. Ediciones Cátedra, Madrid, 1998.

martes, 11 de diciembre de 2012

Catherine Howard, "No other will but his" (Segunda Parte)


Miniatura de Catherine Howard realizada por William Essex en 1850. Pertenece a la colección de la actual reina Elizabeth II. 


7) De camino a la corte

En el otoño de 1539 el rey se comprometió con Ana de Cleves. Una vez más, varias damas serian requeridas para servir a la nueva soberana en la corte. Había una feroz competición por ser una de las afortunadas, pero gracias a la influencia de su tío, el duque de Norfolk, Catherine, juntos con dos de sus primas, fueron elegidas para ocupar los anhelados puestos de damas de compañía. Así que en diciembre de aquel mismo año, Catherine Howard ya se encontraba en la corte, lista para estar a la disposición de la nueva reina de Inglaterra que no tardaría mucho en llegar. 


8) " Una joya entre todas las damas"

Según nos cuenta la autora Karen Lindsey, Enrique VIII antes mismo de la llegada de Ana de Cleves ya se sentía atraído por Catherine. Eso se sabe por una declaración hecha por Agnes Howard, la duquesa viuda de Norfolk: "El monarca se ha quedado prendado de ella desde el primer día que la vio". Lo que se sabe seguro es que en la primavera de 1540 el rey empezó a perseguir a Catherine Howard. Al llegar la pascua, su pasión por ella ya era notoria y el partido católico de la corte, encabezado por Norfolk y Gardiner, no dudaron en sacar ventaja de su buena suerte. El probable que Norfolk haya ordenado a su sobrina que estimulara el afecto del rey. Aunque ella correspondiera a sus avances, debía mantener "ciertas distancias",o sea, nunca permitir que el monarca "lograra el objetivo final".


Los motivos de Norfolk y Gardiner eran al menos políticos y religiosos, pues Ana representaba la alianza protestante y Catherine, por ser del clan Howard, representaba la facción conservadora que apoyaba la doctrina tradicional de la Iglesia de Inglaterra bajo el liderazgo del rey. De hecho, las dos mujeres eran piadosas "a la manera convencional", por lo tanto no demasiado entusiastas. Compartían la básica creencia en Dios y la buena voluntad para cumplir con sus obligaciones religiosas.





Thomas Howard, 3º duque de Norfolk (1539-40). Obra de Hans Holbein


Thomas Howard, alababa la "pureza y honestidad" de su sobrina, a la vez que Stephen Gardiner organizó con mucha frecuencia banquetes y diversiones para el rey y Catherine en el palacio de Winchester, en Southwark. La historiadora Joanna Denny expone en su biografía sobre Catherine que incluso antes de lograr la anulación de su matrimonio con Ana de Cleves, el rey mostraba su amor por ella regalandole joyas y vestidos, además de sentirse rejuvenecido por la belleza, juventud y vivacidad de su nueva conquista. Estaba increíblemente embelesado como nunca se le había visto de otra. El embajador Chapuys la consideraba "imperiosa y testaruda", lo que se debía probablemente a que Enrique la mimaba demasiado. 





Stephen Gardiner, obispo de Winchester


En abril de 1540 Enrique ya tenía claro que deseaba a toda costa librarse de Ana de Cleves y declaraba ante Dios que pensaba que no era su esposa legítima. Informando de los deseos del rey, el parlamento le pidió que examinara las circunstancias de su matrimonio dado que el parlamento dudaba de su validez. 


9) El caballero oscuro

 Thomas Culpepper tenía por entonces unos treinta años; su encanto era una de sus mejores armas. Era la típica clase de hombre que acostumbraba tener éxito en la corte de los Tudor: ambicioso, capaz de usar despiadadamente su cautivador magnetismo para lograr sus propósitos. Estaba lejanamente emparentado con Catherine por su madre Joyce Culpepper (era primos sexto grado). Se había introducido en los palacios siendo paje y, en apenas dos años en los que se esforzó mucho, había  llegado a la envidiada posición en la cámara privada del rey. Culpepper había alcanzado el privilegio de compartir dormitorio con el rey y de cuidar de su pierna ulcerosa. En 1537 ya es notoria la influencia que Culpepper tenía sobre el monarca hasta tal punto para que lady Lisle le enviase un magnífico halcón a cambio de su patronazgo. 

  Culpepper se alejaba bastante del héroe romántico de los cuentos de caballería . Era el típico "bad boy" con su lado negro y su enigmático pasado.  Se sabe por una carta de un comerciante de Londres, dirigida a un amigo suyo que vivía en Alemania, que había violado bruscamente a la esposa de un guardabosques mientras tres o cuatro de sus asistentes más disolutos la sujetaban por orden suya . Además, cuando pasó por allí un desafortunado hombre que intentó defender a la pobre mujer, Culpepper no dudó en darle muerte. Esa sórdida historia terminaba con el perdón del rey a Culpepper, por lo que, desde el punto de vista del monarca, era un mero pecadillo sexual de un joven macho fogoso. Enrique VIII no quería verse privado de la compañía de ese joven "alocado". Culpepper también era sumamente ambicioso: él y su hermano, que también se llamaba Thomas y servía en la casa de Cromwell,  intentaban siempre satisfacer su sed de codicia: buscaban concesiones de tierras monásticas, cargos en la corte y pensiones.



Continuará...


Bibliografía: 

Fraser, Antonia: Las seis esposas de Enrique VIII, Ediciones Web, Barcelona, 2007.

Lindsey, Karen: Divorced, Beheaded, Survived: A Feminist Reinterpretation Of The Wives Of Henry VIII, Da Capo Press, 1996.

Ridgway, Claire: The Anne Boleyn Collection: The Real Truth About the Tudors, CreateSpace Independent Publishing Platform, kindle edition, 2012.

Smith, Lacey Baldwin: Catherine Howard: A Tudor Tragedy, Amberley Publishing, Kindle edition, 2011. 

Weir, Alison: Enrique VIII el rey y la corte, Círculo de Lectores, Barcelona, 2004. 

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Catherine Howard, "No other will but his" (Primera Parte)


1. Origen


Hija de Edmund Howard, tercer hijo varón del segundo duque de Norfolk, Thomas Howard, y Joyce Culpepper. Según se cuenta Lord Edmund era débil y bastante perezoso, sin necesidad (segun él lo veía) dado su nacimiento aristocrático, de hacer los esfuerzos que correspondían a los de posición inferior. Luchó en Flodden, pero sin mucho éxito. Fue nombrado caballero en 1515. 



Lord Edmund podría haber sido un triunfador en corte de Enrique VIII, por su status al ser hijo del duque de Norfolk y por haber tenido casi la misma edad que el rey, incluso podría haberse convertido en uno de sus favoritos que lo acompañaba en cacerías y justas, pero por circunstancias que desconocemos no logró caer en gracia al monarca. Daba la sensación que el entorno conspiraba para frustrar sus planes, pasando la mayor parte de su vida en la sombra. Empobrecido y lleno de deudas, se escondía de sus aguaciles. Se sentía escaso de amigos y que el mundo le daba la espalda.


Quizás era demasiado orgulloso y se vanagloriaba de su posición. Educado en el arte de la guerra y poco más, carecía de la astucia e inteligencia necesaria para desenvolverse en la corte. Tuvo algunos golpes de suerte en los que gozó del favor real, acudiendo a la corte en festividades especiales, como las justas en honor al príncipe de Gales, el hijo de Enrique y Catalina, en 1511 (el niño murió 52 días después de su nacimiento). Como dato curioso se creía que padecía piedras en el riñón. En abril de 1531 le ofrecieron el puesto de controlador de Calais. En agosto de 1537 fue elegido alcalde por la asamblea de Calais, pero Enrique no lo permitió. Poco antes de su muerte, en 1539, lo quitaron de su posición como controlador de Calais.

Lord Edmund se casó tres veces. Todas eran viudas. Su primer matrimonio fue con la madre de Catherine, Joyce Culpepper, aprox. 1515 (el primer marido de Joyce se llamaba Ralph Legh); en segundas nupcias desposó a Dorothy Troyes y por último se unió a Margaret Jennings. Catherine tenía tres hermanos mayores, George, Charles y Margaret. Se sabe que el padre de Catherine tenía a su cargo diez hijos, sin embargo desconocemos con exactitud cuales eran del matrimonio de Joyce con Ralph Legh y cuales había engendrado él. Por desgracia, Lord Edmund murió meses antes que su hija Catherine consiguiera el afecto del monarca. 

2) Fecha de nacimiento e infancia: 

Casi nada se sabe sobre la infancia de Catherine Howard, aun los historiadores siguen especulando sobre su fecha de nacimiento y el lugar donde nació. Sinceramente, sabemos muy poco sobre el ambiente en que su infancia transcurrió. La verdad sea dicha, si no se hubiera convertido en reina consorte de Inglaterra, Catherine posiblemente se hubiera unido a la gran legión de hombres y mujeres que vivieron y murieron sin haber dejado huella en la historia, totalmente desapercibidos. Catherine probablemente se quedó huérfana de madre a los nueve años y luego pudo haber pasado el final de su infancia en Oxenheath, por entonces hogar de su tío materno.

Fecha de nacimiento:

Entre 1517-1524. A igual que su prima Ana Bolena, no se sabe la fecha de cuando nació. 

Según el historiador Lacey Baldwin Smith existen varias pistas que pueden ayudarnos a solventar el enigma:

-El testamento de su abuela materna, Isabel Legh. Se la menciona en su testamento que data de 1527, así que definitivamente nació antes de ese año.

-El testamento de John Legh, marido de Isabel y abuelo político de Catherine. Está fechado en 1524 y curiosamente no la menciona. Algunos historiadores ven ese dato como una prueba inequívoca de que ella no nació hasta después de 1524, sin embargo Baldwin Smith argumenta que no nombra a ninguna chica del clan Howard. Una niña no se consideraba importante para figurar en un testamento. 

- Los padres de Catherine se casaron aproximadamente en 1514-15. Como hemos expuesto, tenía 3 hermanos mayores, lo que nos hace suponer que no pudo nacer antes de 1517-1518. 

- Charles de Marillac, embajador francés en la corte de Enrique VIII, informaba que Catherine tenía 18 años cuando se acostó con Francis Dereham y que la confesión de Catherine databa el affair entre 1538-1539. Si ella tenía 18 en 1539 entonces su año de nacimiento sería 1521.

-La Spanish Chronicle nos informa que tenía 15 años cuando conoció al rey. En ese caso, la fecha de nacimiento sería 1524. 

La única información cien por cien segura es que Edmund Howard dijo en 1527 que era padre de diez hijos. En suma, podríamos decir que mantuvo un romance con Henry Manox cuando tenía entre 11 y 15 años y que murió entre los 17 y los 21 años. 

3) Aspecto físico


No se conserva realmente ningún cuadro confirmado de Catherine Howard. 



-Según el historiador David Starkey existe una miniatura de Holbein que podría ser ella. Lo podemos distinguir gracias a las joyas que porta la dama, son las mismas que llevaba Jane Seymour cuando fue retratada. Pertenecían al inventario de la corona.




Retrato en miniatura hecho por Hans Holbein, probablemente Catherine Howard. Alrededor de 1541, siendo ya reina de Enrique VIII.




Joyas de Catherine Howard


 Joyas de Jane Seymour


- Una ventana de la capilla del King’s College en Cambridge. Enrique aparece reflejado como rey Salomón y Catherine de espaldas como reina de Saba. 





- Según Antonia Fraser, Durante mucho tiempo se rotuló de forma equivocada un retrato de Holbein. Lo habían identificado como Catherine Howard, aunque probablemente represente a Elizabeth Seymour, hermana de la reina Jane e hija política de Cromwell. Viste de luto como una viuda antes de casarse con Gregory Cromwell y posee un parecido físico con la reina Jane Seymour, especialmente en el mentón y la nariz.





- Retrato de una joven dama (1540-1560): Cabe la remota posibilidad que fuera Catherine (no hay pruebas), sin embargo lo más seguro es que se trate de Margaret Douglas, sobrina del rey. Por cierto Margaret mantuvo un romance en 1540 con Charles Howard, hermano de Catherine. Por cometer una gran ofensa contra el monarca, Margaret pasó un tiempo recluida en la antigua Abadía de Syon, hasta que la soltaron en 1541 y Charles se refugió en Francia, muriendo soltero.





Un esbozo de Holbein que probablemente se trate de Catherine Howard




Catherine no sólo era pequeña sino diminuta (Como Catalina de Aragón), vamos que era una muchacha realmente bajita. El rey tenía unos treinta años más que ella y unos treinta centímetros más también. Antonia Fraser nos dice que el embajador francés calificaba la belleza de ella sólo como mediana (lo mismo dijo de Ana de Cleves), pero elogiaba su gracia y encontraba muy dulce su expresión. 

A Catherine le gustaba los vestidos de escote bajo que a menudo exponían parte de sus senos y adoraba la moda francesa a igual que su prima Ana Bolena. 


Catalina tenía unos veinte años menos que Ana Bolena, doce menos que Jane Seymour, seis menos que Ana de Cleves. Tenía cuatro o cinco años menos que que Ana y Jane cuando atrajeron al rey. 


4) Educación: 

No era analfabeta como a veces se sugiere. Sabía leer y escribir, bordar, bailar y tocar música de una manera superficial. 




firma de Catherine Howard



Viviendo en la mansión de la duquesa Agnes Howard(née Tilney), duquesa viuda del segundo duque de Norfolk.

La llevaron a la casa de la esposa de su abuelo, en Chesworth, cerca de Horsham y Lamberth. La madre de Catherine ya había muerto (la niña tenía unos 9 años cuando ella se fue de este mundo). Era costumbre en la época que los hijos de la nobleza recibieran educación fuera del hogar familiar. Normalmente los mandaban a casas de nobles de rango superior. 

El inconveniente de Catherine era que la casa de su abuela política carecía de la sofisticación de la corte de Margarita de Austria o de Claudia de Francia o del hogar de los duques de Suffolk. Compartían dormitorio con otras chicas a estilo de lo que hoy es un internado de clase alta. No era un mal entorno, solo algo permisivo. Las niñas hacían lo que todas las chicas habitualmente hacen en un dormitorio: hablar de chicos: flirteos, el cortejo al que eran sometidas, sus galanteos y de los encuentros amorosos. Además, clandestinamente por la  noche una serie de caballeros se infiltraba en el dormitorio de las chicas. Acostumbraban llevar fresas y vino para deleite de sus compañeras. Estas tenían sumo cuidado en no dejar la puerta cerrada con llave. La duquesa aparentemente le daba igual las actividades “extraescolares” de sus pupilas, mientras no fueran pilladas con las manos en la masa. 


La duquesa Agnes(segunda esposa de Thomas Howard, el segundo duque de Norfolk), contemporánea de Margaret Pole, una matriarca de más de 60 años, estuvo presente en todos los acontecimientos importantes de la corte de los últimos 40 años. Su casa daba cabida a más de 100 personas y se asemeja a lo que hoy en día sería un internado de clase alta.






La duquesa Agnes Howard



5) Su romance con Henry Mannox

Se produjo cuando aún vivía en el campo, en la casa Chesworth de la duquesa, cerca de Horsham, en Sussex. Un habitante del pueblo, llamado Mannox fue contratado para enseñar música en 1536. El joven intentó encandilar a la muchacha de quince años entre las lecciones de clavicordio y laúd para lograr su propósito que era llevarla al lecho. No logró tener sexo completo con ella, pero disfrutaron de apasionados momentos íntimos, aunque sin coito.

Mannox siguió a a Catherine a Londres, y a la casa de la duquesa en Lambeth. Claro estaba que un maestro de música no era un partido idóneo para una Howard.


6) Su romance con Francis Dereham


Era un caballero pensionista en la casa de Lambeth de la duquesa. Dicha relación fue mucho más seria. Hay motivos sobrados para suponer que, a diferencia de su relación con Mannox, ésta se consumó plenamente. Como tenían la costumbre de llamarse esposa y marido, cabe sugerir que Catalina y Francis tenían en realidad un precontrato mutuo que se había reforzado por la plena unión sexual. 

La casa de Lambeth era una residencia suburbana magnífica. Existían diversos lugares donde los amantes podrían llevar a cabo sus encuentros sin ser vistos. Según la confesión de Catherine, su relación con Francis duró 3 meses, entre el otoño y el invierno de 1538, cuando ella contaba con diecisiete años.

Tenemos pruebas que confirman la seriedad de la relación: 

-Cuando Dereham fue a intentar hacer fortuna en Irlanda, le pidió a Catherine que le custodiara 100 libras.

- La propia Catherine en su propia confesión fue bastante explícita describiendo como se relacionaba con él. “Francis Dereham, mediante persuasión, me procuró para su depósito depravado y consiguió primero tenderse sobre mi cama con su jubón y sus calzas y después dentro de la cama y finalmente se tendió conmigo desnudo y me uso de tal manera como el hombre hace con su esposa muchas veces pero con qué frecuencia no lo sé.”

-Más personas darían su testimonio de lo que ocurría por las noches en los aposentos de las chicas en Lambeth. Dereham y Waldegrave, un caballero que atendía a la duquesa, hallaron un modo de visitar secretamente de noche a Catherine y a otra muchacha, Joan Bulmer. Ambos se acostaban en las camas de las muchachas durante las horas de la noche hasta el amanecer, en cuanto a lo que sucedía entonces, hay relatos de cómo Catherine y Dereham "solían besarse y unirse por el vientre como si fueran dos gorriones" y "ciertos bufidos y resoplidos" que se oían en la oscuridad y que denotaban sexo para quienes los oían. 


-Se sabe también que se intercambiaban prendas de amor, lo que hace suponer una relación romántica.

Mannox estaba muy celoso que Catherine hubiera volcado sus atenciones a otro caballero, y para vengarse, envió una carta anónima a la duquesa advirtiéndole de los que sucedía. Se la dejo en el banco de la capilla. Agnes descubrió a Catalina abrazando a Dereham y se sintió muy ofendida. Golpeó literalmente a todos los que estaban a la vista, incluida Joan Bulmer. 

Aunque por supuesto Dereham era mejor partido que Mannox, distaba mucho de la noble cuna de los Howard. Catherine al estar alejada de Francis comenzó a perder el interés por él, en especial cuando ella se trasladó más cerca de la corte, a casa de su tío en Norfolk, y todavía más cuando conoció al galante Thomas Culpeper en la cámara privada del rey. 



Continuará...




Bibliografía:

http://www.tudorplace.com.ar/HOWARD1.htm#Charles HOWARD (Sir Knight)1

Fraser, Antonia: Las seis esposas de Enrique VIII, Ediciones Web, Barcelona, 2007.
Lindsey, Karen: Divorced, Beheaded, Survived: A Feminist Reinterpretation Of The Wives Of Henry VIII, Da Capo Press, 1996.

Ridgway, Claire: The Anne Boleyn Collection: The Real Truth About the Tudors, CreateSpace Independent Publishing Platform, kindle edition, 2012.

Smith, Lacey Baldwin: Catherine Howard: A Tudor Tragedy, Amberley Publishing, Kindle edition, 2011. 

domingo, 4 de noviembre de 2012

Enrique VIII y El Acta de Supremacia (1534) - 2ª Parte





The King is in the room of God in this world. He that resists the king, resists God; he that judges God. He is the minister of God to defend thee… Let´s kings, if they had rather be Christians in deed that so to be called, give themselves altogether to the well-being of their realms after the example of Jesus Christ, remembering that the people are God´s, and not theirs; ye; are Christ´s inheritance, bought with His blood.
The most despised person in his realm (if he is a Christian) is equal with him in the kingdom of God and of Christ. Let the king put off all pride, and become a brother to the poorest of his subjects…


William Tyndale, The Obedience of a Christian Man 


Según nos expone Tyndale, el rey debe hablar directamente con Dios, no tiene por qué obedecer a nadie más. Afirmaba además que el Papa había usurpado la autoridad de Cristo y la palabra del Todopoderoso. El 25 de enero de 1533, Enrique VIII contrajo matrimonio con Ana Bolena cuando todavía estaba casado con Catalina de Aragón. El 23 de mayo del mismo año, Thomas Crammer, que había sido recientemente nombrado arzobispo de Canterbury, declaró nula y sin efecto la unión entre Enrique y Catalina. La hija de los Reyes Católicos volvía a tener su título de antaño, "princesa viuda de Gales".Consequentemente el Sumo Pontífice excomulgó al monarca inglés y en 1534 Enrique VIII anunció el Acta de Supremacía. De ahora en adelante, el soberano de Inglaterra sería conocido como una versión moderna del rey David o del rey Salomón, quienes supieron cuidar y velar por el bienestar de sus súbditos. 




Enrique VIII (en el centro) retratado como el rey Salomón en la vidrieras de la capilla de Kings's College en Cambridge 




El 11 de septiembre de 1533 Ana Bolena dio a luz a una niña, la futura  reina Elizabeth I. Aquello fue una decepción total para el monarca. En 1536, la reina Ana fue arrestada, acusada del alta traición (incluyendo adulterio con varios hombres, entre ellos su propio hermano). Fue ejecutada en Tower Green por la espada de un verdugo la mañana del 19 de mayo de 1536. Lo más probable es que fuera totalmente inocente, una víctima de un rey tirano.  El 30 de mayo, once días después su ejecución, Enrique se casaba con Jane  Seymour. Ella sería la que haría del rey un hombre afortunado. El 12 de octubre 1537 nacía el futuro Eduardo VI. Desgraciadamente, Jane murió de fiebre puerperal sólo doce días después del nacimiento de su hijo. 

[…] kings of this realm, shall have full power and authority from time to time to visit, repress, redress, record, order, correct, restrain, and amend all such errors, heresies, abuses, offenses, contempts and enormities, whatsoever they be […]

Un ejemplo claro de esta afirmación la podemos hallar en la disolución de los monasterios y la confiscación de las propiedades de la Iglesia. En 1535 Enrique VIII ordenó a Cromwell que cerrara todas las abadías, monasterios y conventos de Inglaterra. Encontraron de hecho muchas irregularidades, fraudes y falsas reliquias. Podríamos citar el caso de la sangre sagrada de Hailes que en realidad pertenecía a un pato. Otro dato no muy conocido es que el reino necesitaba dinero para financiar las campañas militares contra Francia y Escocia. Se ha comprobado que el rey gastó buena parte de esa fortuna para invertir en la guerra. En octubre de 1536 hubo una importante rebelión contra la disolución de los monasterios liderada por Robert Aske. La llamaron "La Peregrinación de Gracia".

En suma, Enrique VIII fue un monarca absolutista que pretendía justificar sus acciones basándose en parte en su falso sentimiento de culpa. Cuando alegó que su matrimonio con Catalina de Aragón no era válido porque las sagradas escrituras así lo pregonaban, su verdadera intención era librarse de una esposa vieja que le estorbaba y que no podía darle más hijos. Cada día que pasaba y ese heredero varón no venía, se desesperaba más. Ese vacío lo convirtió en un hombre miserable. En una ocasión se lo demostró al embajador de Carlos V, Eustace Chapuys.  El soberano se exaltó demasiado cuando Chapuys sugirió que Dios no había creído conveniente enviarle hijos varones porque (Dios) había decretado que la sucesión en Inglaterra recayese en una mujer, en esa época la reina era Ana Bolena y la heredera la futura Elizabeth II. Enrique VIII no contuvo su ira y le gritó al embajador diciéndole: 

-¿Acaso no soy hombre como los demás hombres? ¿No lo soy? ¿No lo soy?



Bibliografía:


Bray, Gerald Lewis: Documents of the English Reformation, Library of Ecclesiastical History, Cambridge, 1994.

Denny, Joanna: Anne Boleyn: A new life of England´s tragic Queen, Portrait Books, London, 2005.

Hart, Kelly: The Mistresses of Henry VIII, The History Press, Gloucestershire, 2009.

Ives, Eric: Anne Boleyn, Basil Blackwell, Oxford, 1988.

Warnicke, Retha M.: The rise and fall of Anne Boleyn: family politics at court of Henry VIII, Canto, Cambrige University Press, 1996.



miércoles, 17 de octubre de 2012

Enrique VIII y el Acta de Supremacía (1534) - 1ª Parte





Albeit the king's Majesty justly and rightfully is and ought to be the supreme head of the Church of England, and so is recognized by the clergy of this realm in their convocations, yet nevertheless, for corroboration and confirmation thereof, and for increase of virtue in Christ's religion within this realm of England, and to repress and extirpate all errors, heresies, and other enormities and abuses heretofore used in the same, be it enacted, by authority of this present Parliament, that the king, our sovereign lord, his heirs and successors, kings of this realm, shall be taken, accepted, and reputed the only supreme head in earth of the Church of England, called Anglicans Ecclesia; and shall have and enjoy, annexed and united to the imperial crown of this realm, as well the title and style thereof, as all honors, dignities, preeminences, jurisdictions, privileges, authorities, immunities, profits, and commodities to the said dignity of the supreme head of the same Church belonging and appertaining; and that our said sovereign lord, his heirs and successors, kings of this realm, shall have full power and authority from time to time to visit, repress, redress, record, order, correct, restrain, and amend all such errors, heresies, abuses, offenses, contempts and enormities, whatsoever they be, which by any manner of spiritual authority or jurisdiction ought or may lawfully be reformed, repressed, ordered, redressed, corrected, restrained, or amended, most to the pleasure of Almighty God, the increase of virtue in Christ's religion, and for the conservation of the peace, unity, and tranquility of this realm; any usage, foreign land, foreign authority, prescription, or any other thing or things to the contrary hereof notwithstanding.


El Acta de Supremacía fue una acta dictada por el Parlamento de Inglaterra bajo el reinado de Enrique VIII(1491-1547). En ella se declaraba que el rey era la suprema y única cabeza en la tierra de la Iglesia en Inglaterra, y que la corona británica debería disfrutar de todos los honores, dignidades, preeminencias, jurisdicciones, privilegios, autoridades, inmunidades, beneficios y bienes propios de esa dignidad. Se promulgó después de que el Papa lo excomulgara por divorciarse de Catalina de Aragón en 1533 (1485-1536). Desde entonces, el  Sumo Pontífice de Roma ya no poseía ningún derecho sobre la Iglesia de Inglaterra. La nación solo estaba bajo el mando de la autoridad de su soberano. Ni Papa ni el Emperador tenían ya el poder de interferir en las leyes inglesas. Al monarca se le otorgaba el derecho de nombrar sus propios arzobispos y obispos y perseguir la herejía. Además, se consideraba un crimen rehusarse a reconocer a Enrique Jefe Supremo de la Iglesia u oponerse al acta de sucesión. 

El Acta sostiene los derechos de enseñar la doctrina y reformar la iglesia, aunque no los de predicar, ordenar o administrar los sacramentos y ritos religiosos. Se conoció como potestas ordinis y era desempeñado por el clero. El rey alegaba que estaba defendiendo los derechos que antaño ostentaba el poder laico, que el Papado se había apoderado en el transcurso de los siglos.

Durante varios años Enrique VIII había intentado sin éxito conseguir el divorcio de Catalina de Aragón. La razón era muy simple pero de suma importancia: la ausencia de un heredero varón que lo sucediera. Además, el soberano tenía otro interés oculto en el asunto; se había enamorado de una de la damas de compañía de la reina Catalina, la enigmática Ana Bolena (1501/07-1536). 



A pesar de todos los esfuerzos para concebir un hijo, casi todos los embarazos de Catalina terminaron en abortos, niños nacidos muertos y un niño varón, que vino al mundo en 1511, que por desgracia únicamente sobrevivió 52 días. Por otro lado, la reina dio a luz en 1516 a una niña saludable llamada María, su único retoño que logró alcanzar la edad adulta. Aunque, eso no era suficiente para colmar de dicha los deseos del rey. Una niña no significaba nada para él, necesitaba desesperadamente un heredero que diera continuidad a la dinastía Tudor. En 1526, cuando Catalina tenía cuarenta años y los síntomas de la menopausia le acechaban, estaba claro que Enrique ya no tendría más hijos. 

En 1519, una de sus amantes, Elizabeth Blount, alumbró a un hijo bastardo del soberano, bautizado como Henry Fitzroy. El monarca lo nombró conde de Nottingham, duque de Richmond y Somerset, y le ortorgó también varios títulos importantes que incluían el de Lord Admiral de Inglaterra, cuando éste sólo tenía seis años, en 1525. Pero claro, él era un varón ilegítimo, que por supuesto podría venirle bien como peón para los acuerdos diplomáticos; no obstante no había manera de ser su sucesor en el trono.

Catalina se casó en primeras nupcias con el príncipe Arturo, el hermano mayor de Enrique VIII. La unión, celebrada en 1501, apenas duró unos meses debido a la muerte prematura del novio. La verdadera causa de su fallecimiento no se sabe con seguridad pero podrían haber sido "El sudor inglés" que podría compararse con la galopante Peste Negra. Enrique VII y su consorte, Elizabeth de York se quedaron deshechos.


La joven infanta española, entonces una pobre viuda, había permanecido en Inglaterra casi viviendo en absoluta pobreza, esperando interminablemente por un acuerdo sobre su dote entre su padre, Fernando de Aragón y su suegro Enrique VII. Catalina alegaba que su matrimonio no había sido consumado, en suma, que ella era virgen. El segundo hijo de Enrique VII, el príncipe Enrique, duque de York, fue proclamado como el nuevo heredero al trono, y cuando su padre falleció, anunció su compromiso con la viuda de su hermano. Finalmente, Enrique y Catalina se casaron el 11 de junio de 1509 y su espléndida coronación ocurrió unos días después, el 24 de junio. 




Escudo de la reina Catalina de Aragón, en el que se aprecia la granada, fruto que simboliza la fecundidad.


¿Por qué Dios no había permitido que sus hijos sobrevivieran? Enrique VIII empezó a preguntarse si esa unión era realmente legítima ante los ojos del Todopoderoso. Dios probablemente lo estaba castigando por haberse desposado con la viuda de su hermano Arturo. La fuente que reafirmaba su creencia la había encontrado en la Biblia, concretamente en un pasaje del Levítico 20:21: "Si un hombre se casa con la viuda de su hermano, es un acto impuro, pues habrá deshonrado a su hermano. Ellos no tendrán hijos."   El monarca estaba seguro que no podrían seguir viviendo en pecado, la culpabilidad lo estaba matando. El hecho de ser rey de Inglaterra no lo libraba de esa maldición. En definitiva, la única solución plausible sería separarse de su esposa. No tenía otra alternativa, por el bien de la nación debía conseguir la anulación de su matrimonio.

Irónicamente, unos años antes de pedir el divorcio, Enrique escribió un tratado en el que denunciaba las ideas reformistas de Martín Lutero, llamado "La defensa de los Siete Sacramentos" ( The Assertion of the Seven Sacraments). Enrique comenzó a redactarlo en 1518 mientras leía los ataques a las indulgencias de Lutero en su libro "Las 95 tesis". Enrique VIII mostró un manuscrito al cardenal Thomas Wolsey en junio de ese año, pero el libro se mantuvo en privado durante tres años más, cuando el manuscrito se convirtió en los primeros dos capítulos del Assertio, el resto del libro consistía en material nuevo relacionado al libro De Captivitate Babylonica de Lutero. Se cree que Thomas Moro estuvo involucrado en la composición del libro. Se lo dedicó al Papa León X, que decidió agradecer al monarca inglés concediéndole el distinguido título de "Defensor de la fe" en octubre de 1521. Obviamente, no fue una mera coincidencia que en 1518 el soberano empezara a componer una respuesta a las ideas de Lutero. Si repasamos los hechos detenidamente, percibimos que en el mismo año Catalina de Aragón se había quedado embarazada de la que probablemente fue su última concepción. 

Martín Lutero

Teniendo en cuenta todo esto, el apoyo del soberano a la Iglesia Católica tuvo un objetivo primordial. Enrique estaba intentado demostrar que él no era el culpable por la falta de herederos varones, y sin lugar a dudas, no se trataba de un castigo divino por sus pecados. Por lo tanto, pretendía lograr una posición privilegiada antes los ojos de Dios con el fin de merecer la bendición divina y consecuentemente fuera favorecido con el nacimiento de hijos varones. 

En esa situación desesperada fue cuando Enrique se percató de la presencia en la corte de Lady Ana Bolena. Empezó a sentirse atraído por ella entre 1525 o 1526; y en una de sus famosas cartas dijo que fue "embestido por el dardo del amor". En 1527, Ana finalmente aceptó casarse con el rey.

El siguiente paso era pedir al Papa la anulación de su matrimonio. El cardenal Wolsey dio comienzo a las negociaciones con Clemente VII con la intención de lograr el propósito de su soberano, sin embargo todo fue en vano. El pontífice se negó a darle el divorcio. El emperador Carlos V, la fuerza más poderosa de Europa y a la vez sobrino de Catalina de Aragón, probablemente era el responsable de que el Papa no se lo concediera. El emperador había saqueado Roma en 1527 y había convertido el Papa en casi un prisionero, lo que dejaba a Clemente en una situación sin salida. Si el Sumo Pontífice hubiese decidido ayudar al rey de Inglaterra, las represalias podrían haber sido devastadoras. 

Ana Bolena fue de cierta manera el detonante que dio inicio a la Inglaterra Protestante. No fue únicamente una amante seductora y vivaz por la que Enrique estaba perdidamente enamorado. pero también una fuerte partidaria de la Reforma. Ella acostumbraba a persuadir al rey para que leyera "libros prohibidos" que traían clandestinamente de Francia. Curiosamente, las partes que le despertaban mayor interés las marcaba con sus uñas para llamar la atención del soberano. Uno de esos libros era "La Obediencia de un Hombre Cristiano" (The Obedience of a Christian Man) de William Tyndale, publicado en 1528.



Continuará...



Bibliografía:


Bray, Gerald Lewis: Documents of the English Reformation, Library of Ecclesiastical History, Cambridge, 1994.

Denny, Joanna: Anne Boleyn: A new life of England´s tragic Queen, Portrait Books, London, 2005.

Hart, Kelly: The Mistresses of Henry VIII, The History Press, Gloucestershire, 2009.

Ives, Eric: Anne Boleyn, Basil Blackwell, Oxford, 1988.

Warnicke, Retha M.: The rise and fall of Anne Boleyn: family politics at court of Henry VIII, Canto, Cambrige University Press, 1996.