sábado, 30 de agosto de 2014

Catherine Howard, " No other will but his" (Quinta Parte)






Bryony Roberts como Catherine Howard  (2010)


16) El repentino encarcelamiento de Cromwell


Cromwell, el hombre que había elevado a Anne de Cleves a la posición de reina, que inocentemente creía estar en el pináculo de su carrera, fue detenido sin previa advertencia el 10 de junio de 1540. De repente, al entrar al la cámara del consejo en Westminster, el Capitán de la Guardia lo prendió y Norfolk y Southampton lo despojaron triunfalmente de sus insignias y sello de la Jarretera. El Secretario bramaba que no era ningún traidor a la vez que lo llevaban a empujones a la Torre. El rey estaba tan convencido de la ausencia de ortodoxia por parte de Cromwell que no tuvo reparos en ordenar el arresto del hombre más poderoso de su reino (después de sí mismo), que lo había servido fielmente durante más de diez años. El embajador de Francia, el señor Marillac recibió un mensaje del monarca dando a entender que su secretario había estado a punto de suprimir a "los antiguos predicadores" y promover "nuevas doctrinas" (las luteranas) "incluso por las armas".

Thomas Howard, el duque de Norfolk, había orquestado bien el plan para corroborar en el derrumbe de su "contrincante". En febrero de 1540 había ido en una embajada especial a Francia llegando a un entendimiento amigable con el país vecino. Por lo tanto, había que sopesar lo que convenía a Inglaterra y analizar si era o no viable el acuerdo germano organizado por Cromwell cuya alianza podría ser una maniobra innecesaria e incluso bastante peligrosa para los ingleses. El error del secretario, si se puede llamar así, fue su acercamiento al Luteranismo, el acuerdo pactado con Cleves y por su puesto el fracaso rotundo del matrimonio de Enrique con Anne, la princesa alemana. 



James Frain dio vida a Thomas Cromwell en la serie Los Tudor (2007-2009)


17) "Por su salud, el aire puro y el placer"

La reina Anne no tenía ni idea del destino que le esperaba. Ese verano para ella la vida se había vuelto más agradable: gradualmente iba aprendiendo inglés y los ingleses empezaban a aceptarla. A pesar de que el rey probablemente comenzó a interesarse por Catherine más o menos a finales de 1539, su relación con la joven Howard no se hizo pública hasta comienzos del verano de 1540 cuando el deseo de Enrique por anular su matrimonio con Anne se dio a conocer. El 20 de junio, la reina Anne se quejó al embajador de Cleves, Carl Harst, sobre el supuesto "affair" de su esposo con su dama de honor, aunque él le consoló diciéndole que considerara aquella relación solamente como un "romance pasajero".

El 24 de junio Enrique envió a Anne de Cleves al palacio de Richmond, con el pretexto que era "por su salud, el aire puro y el placer". Al siguiente día, una delegación de consejeros fue a dar la noticia de que se había constatado que su matrimonio no era válido. Anne no se opuso en absoluto y a cambio de ello recibió una generosa compensación económica de 500 libras (equivalente a hoy en día a 150000 libras) al año, el palacio de Richmond, el castillo de Hever (antaño propiedad de los Bolena) y el antiguo manor de Buckingham en Bletchingley, así como el derecho de ostentar el título de hermana del rey, con precedencia sobre todas las damas de Inglaterra después de la reina y las hijas del rey.  Su unión con Enrique VIII fue anulado en asamblea el 9 de julio de 1540, basándose en que se había celebrado sin el consentimiento del monarca y en el supuesto contrato previo de Anne con el hijo del duque de Lorena. 

.


Joss Stone interpretó a Anne de Cleves en la serie Los Tudor (2009)



18) Una carta para Catherine

El 12 de julio, Joan Bulmer que había compartido vivencias con Catherine en la mansión de la duquesa Agnes Howard en Lambeth, envió una misiva a su amiga afirmando haberse enterado de su gran destino. En dicha carta Joan le contaba que se sentía desdichada por el fracaso en su matrimonio y a la vez le pedía auxilio. También le solicitó que le diera algún aposento, lo más cerca posible del suyo. Alabando la honestidad de Catherine y prometiéndole amor incondicional , concluye el mensaje esperando que "la reina de Bretaña no olvide a su secretaria". Aparentemente, la joven Bulmer estaba ansiosa por escapar de la turbulenta unión con su esposo y deseaba irse a Londres donde podría reencontrarse con la nueva reina, tal vez para hacerle confidencias de las terribles dificultades que estaba experimentando. Desconocemos si intentó amenazar o chantajear a su amiga, pero no sería de extrañar que aprovechase el auge de Catherine para sacar "beneficios" a su costa. El pasado de Catherine no se podía borrar de un momento a otro.  Fantasmas del pasado como Manox y Dereham seguían vivos y coleando y  una pequeña indiscreción podría echarlo todo a perder. 





Catherine Steadman como Joan Bulmer en la serie Los Tudor (2009-2010)


Continuará...

Bibliografía:

Byrne, Conor: Katherine Howard: A New History, MadeGlobal Publishing, Kindle Edition, 2014.

Fraser, Antonia: Las seis esposas de Enrique VIII, Ediciones Web, Barcelona, 2007.

Weir, Alison: Enrique VIII el rey y la corte, Círculo de Lectores, Barcelona, 2004.

sábado, 23 de agosto de 2014

Catherine Howard, " No other will but his" (Cuarta Parte)

.



12) Cromwell, el nuevo par del reino

El 17 de abril de 1540 Cromwell fue elevado a la condición de par del reino como conde de Essex y nombrado Lord Gran Chambelán de Inglaterra, sin embargo mientras él estaba en Londres tratando con el Parlamento, en Greenwich Thomas Howard, duque de Norfolk, y Stephen Gardiner, obispo de Winchester, probablemente unieron fuerzas para desprestigiar la carrera de Thomas Cromwell. Aprovecharon entonces la oportunidad de estar a solas con el rey para hablarle mal de su secretario. Se decía que Cromwell despertaba recelo entre la alta nobleza debido a que era de origen pobre y humilde, además de ser especialmente odiado por Gardiner y todos los católicos. No le perdonaban el hecho que de haber ordenado la disolución de los monasterios. En el caso del duque de Norfolk, sus reticencias hacía el hombre de confianza del soberano se basaban en el hecho de que le habían concedido un título de conde que hasta hacía muy poco habían ostentado los Bourchier, que descendían de Eduardo III.

13) El último torneo

El Primero de Mayo el rey y la reina Anne de Cleves presenciaron las habituales justas desde la recién inaugurada torre de entrada en Whitehall. Entre los participantes estaba el nuevo favorito de Enrique VIII, Thomas Culpepper, que por cierto en aquella ocasión no tuvo mucha suerte pues fue derribado del caballo.  Se sabe que Culpepper encandilaba a las damas y muchas ellas no podían evitar suspirar por los encantos del "hermoso joven". Entre ellas se encontraba Lady Lisle, que le había mandado sus colores para que los llevase, con un mensaje que decía que "son los primeros que mando a un hombre". El torneo que duró cinco días, y al finalizar, el monarca y su consorte asistieron a un banquete en Durham House; se permitió la entrada del público para que pudiesen ver con sus propios ojos como a los vencedores de las justas les eran otorgados premios en metálico y concesiones de casas del rey. Esa fue la última aparición pública de Anne de Cleves como reina. A propósito, no deja de ser llamativo que fueron esas mismas celebraciones que habían marcado el comienzo del fin para la reina Ana Bolena.


14) Anne y Catherine



Por desgracia, no poseemos ningún dato referente al primer contacto entre la reina Anne de Cleves y su dama Catherine Howard, pero analizando el posterior comportamiento de ambas podríamos concluir que probablemente fuera amigable. No se ha encontrado relatos de celos y rencor como ocurrió por ejemplo entre Ana Bolena y Jane Seymour. Escenas como aquella en la que Ana arrancó del cuello de Jane el collar que Enrique le había regalado, eran inexistentes en el caso de estas dos damas. Catherine obró de la mejor forma posible a la hora de suplantar su "rival", lo hizo sin ningún tipo de hostilidad hacía la mujer que estaba desplazando. Desconocemos si la culpa le pensaba o actuaba sin remordimientos de conciencia. Lo más seguro es que llevase a cabo el cometido que su clan le había asignado, lo hacía en nombre del futuro triunfo y prosperidad de los Howard, bajo las órdenes de su tío el duque de Norfolk. 


15) Pasión contenida

Enrique ni siquiera intentaba ocultar sus sentimientos hacía Catherine. La joven Howard aparecía en público con sus suntuosos vestidos y bellas joyas que le regalaba su real pretendiente. Ella y el rey cenaban juntos en Winchester House, donde el obispo Gardiner ejercía de anfitrión en honor a sus ilustres invitados. Como ya se ha mencionado, el principio del cortejo se habría desarrollado "castamente". Hasta que esa nueva unión no fuera del todo formalizada, sería mejor no avanzar y contener la pasión pues no deberían haber dudas sobre la legitimidad de los futuros hijos que pudiera tener con Catherine. 

Aunque ciertamente Catherine irradiaba belleza, juventud y encanto, la motivación principal del rey era la promesa de una próspera fertilidad, si tenemos en cuenta que la madre de ella, Joyce Culpepper,  había dado a luz a al menos a diez hijos entre sus dos matrimonios, el primero con Ralph Legh y el segundo Edmund Howard. 

Tampoco se debe suponer que Catherine no sintiera nada por su futuro esposo, sólo porque él fuera mayor, más bien mucho mayor que ella, gordo y a veces estuviera enfermo. Como ocurrió con Jane Seymour, las emociones de Catherine se basaban en su cargo de rey  y en el respeto enorme y reverencial que suscitaba. Ambas demostraron poseer un carácter distinto, sin embargo, a las dos les habían adoctrinado desde el nacimiento a reverenciar el gran sol real que brillaba en el centro de la vida de cada cortesano. 





Continuará...


Bibliografía:

Byrne, Conor: Katherine Howard: A New History, MadeGlobal Publishing, Kindle Edition, 2014.

Fraser, Antonia: Las seis esposas de Enrique VIII, Ediciones Web, Barcelona, 2007.

Lindsey, Karen: Divorced, Beheaded, Survived: A Feminist Reinterpretation Of The Wives Of Henry VIII, Da Capo Press, 1996.

Weir, Alison: Enrique VIII el rey y la corte, Círculo de Lectores, Barcelona, 2004.

sábado, 16 de agosto de 2014

Catherine Howard: "No other will but his" ( Tercera Parte)






Retomamos una serie de artículos sobre la Reina Catherine Howard publicados a finales de 2012. Aquí tenéis los enlaces anteriores para poder seguir está trágica historia:


Catherine Howard, "No other will but his" (Primera Parte)






SEGUIMOS CON LA TERCERA PARTE...


10) Una vivaracha dama

Así como Thomas Culpeper estaba a años luz de ser un príncipe de fábula, Catherine tampoco es que podría considerarse una frágil protagonista de un romance decimonónico. Mas bien se trataba de un idilio en el que confluían el placer por lo prohibido, la lujuria, el poder, la ambición (estos dos últimos Thomas) y la falta de juicio por ambas partes. El historiador Baldwin Smith describe a Catherine como una niña alegre y vivaz que desconocía por completo las consecuencias que acarrearían sus temerarias acciones. David Starkey nos cuenta también que probablemente fuese una chica con cualidades de liderazgo y bastante resuelta. Por otro lado, Antonia Fraser expone que era la clase de muchacha que pierde fácilmente la cabeza por un hombre, en suma, una mujer que acepta sin muchas reticencias las proposiciones masculinas. Incluso se ha llegado a pensar que la reina Catherine tuvo relaciones con Culpepper para darle al rey un hijo varón saludable. No obstante, se descarta totalmente la posibilidad de que tuviera una mente tan calculadora y ambiciosa. Como se observa, la joven Howard era totalmente ingenua, no veían ningún inconveniente en compaginar ambas cosas mientras no la pillasen. Según sus propias palabras, había aprendido "cómo las mujeres podían mezclarse con un hombre y sin embargo no concebir ningún hijo al menos que lo quieran".


11) Un rey perdidamente enamorado

Volviendo al comienzo de su historia con Enrique VIII, a partir de abril de 1540 el rey había comenzado a conceder tierras a Catherine. En mayo, recibió veintitrés regalos de tela de seda acolchada, pagados por el rey. Eso denota una notoria importancia, un privilegio del aprecio y afecto del soberano. No está claro del todo si Enrique hizo a Catherine su amante antes de la boda, sin embargo, de lo que no hay dudas, es que estaba perdidamente enamorado de ella. Aún estando casado con Ana de Cleves, hay testimonios de que el rey atravesaba el Támesis para ir a visitarla, incluso en horarios intempestivos, como podría ser después de la medianoche. Enrique iba a ver a Catherine casi todos los días, pero a la mayoría de la gente pensaba que aquello era un juego de amantes como cualquier otro, a nadie entonces se les pasaba por la cabeza que la joven Howard podría convertirse en una futura reina.




Angela Pleasance interpretó a Catherine Howard en dos episodios de la serie de la BBC "Las seis esposas de Enrique VIII (1970)


Una semana antes de la boda, comenzó a circular el rumor de que Catherine estaba embarazada. En realidad, lo más probable es que la familia de la futura novia no permitiera que se quedara a solas con el rey hasta que él le propusiese matrimonio. Y sabían que si ella se mantenía comedida y casta, las probabilidades de que conquistará la corona eran bastantes altas, sólo había que fijarse en la trayectoria de sus predecesoras. Sin embargo, cuando se confirmó el compromiso, el ambiente seguramente estuvo más "relajado". 
 Enrique estaba embelesado por su futura esposa y por parte de Catherine es improbable que rechazará sus avances. La joven adolescente se vio colmada de valiosas joyas, vestidos y dinero y se sentía exuberante ante tantas atenciones que recibía de parte de su benefactor. 


 En el fondo, la familia Howard sabía que Catherine no era una candidata ideal para reina. Según Antonia Fraser, a pesar de tener "un pasado" no es que la damisela fuera muy promiscua como algunos llegaron a afirmar: muchas jóvenes de aquella época, si se hubiera expuesto su vida privada al detalle, habrían demostrado poseer experiencias semejantes, en especial cuando esperaban casarse con el hombre con el que mantenían relaciones. Por otro lado, es cierto también que no era ninguna inocente. Lo que sucedía es que había un precontrato de por medio con Francis Dereham. El juego era peligroso: la relación de Catherine con Dereham no había sido exactamente secreta sino que "muchos la conocían". Pero bueno, una vez que el rey mostró interés por ella, todo eso fue convenientemente ocultado y olvidado. No se podría esperar otra cosa de los Norfolk, no era viable que el duque señalara la mala elección de su soberano. ¿Quién es capaz de estropear su propio triunfo? Además, Enrique ya estaba engatusado, entonces quien, por lo tanto, tendría el coraje de atentar contra la ira del rey revolviendo el pasado de su "rosa sin espinas"? 


Continuará...

Bibliografía: 

Fraser, Antonia: Las seis esposas de Enrique VIII, Ediciones Web, Barcelona, 2007.


Hart, Kelly: The Mistresses of Henry VIII, The History Press, Gloucestershire, 2009.

Lindsey, Karen: Divorced, Beheaded, Survived: A Feminist Reinterpretation Of The Wives Of Henry VIII, Da Capo Press, 1996.

Ridgway, Claire: The Anne Boleyn Collection: The Real Truth About the Tudors, CreateSpace Independent Publishing Platform, kindle edition, 2012.

Smith, Lacey Baldwin: Catherine Howard: A Tudor Tragedy, Amberley Publishing, Kindle edition, 2011. 

miércoles, 13 de agosto de 2014

Sebastiano Giustiniani, un veneciano en la corte de Enrique VIII


Querido lectores, hoy toca descubrir los secretos de otro famoso embajador: el veneciano Sebastiano Giustiniani (1459-1542), en activo en la corte de Enrique VIII entre los años 1515 y 1519. Tenemos suerte de que perduren en el tiempo sus curiosos relatos y descripciones que no pasan desapercibidos a nadie, y como todo diplomático que se precie, no tenía pelos en la lengua.... 

En esos cuatro años que Sebastiano Giustiniani permaneció en territorio inglés se contabilizan 226 cartas dirigidas a su señor, el Dux de Venecia Leonardo Loredan.



Carpaccio, Vittore: "La llegada de los embajadores ingleses", Año 1498, Gallerie dell'Accademia de Venecia



Hoy transcribimos una misiva fechada en 1519, en la cual hace alusión al propio Enrique VIII, a la reina Catalina de Aragón y al  cardenal Thomas Wolsey:


 Su Majestad tiene veinte y nueve años y es extremadamente guapo; la naturaleza no podría haber hecho más por él.  Es mucho más guapo que cualquier otro soberano de la Cristiandad;  incluso mucho más guapo que el rey de Francia; de piel muy clara, y todo su cuerpo admirablemente proporcionado. Al enterarse de que Francisco I llevaba una barba, él dejó que la suya creciese, y como es de color rojizo, ahora tiene una barba que parece oro. El monarca posee muchas habilidades, es un buen músico, compone bien, es un hábil jinete, diestro en las justas, habla bien francés, latín y español; es muy religioso, oye tres misas al día cuando caza, y a veces cinco en según que días. En la recámara de la reina oye los oficios todos los días, es decir, vísperas y completas. 

Es muy aficionado a la caza. Cuando un caballo se cansa se monta en otro, y antes de que llegué a casa, están ya todos los animales agotados. Le encanta jugar al tenis. Cuando juega, su piel clara brilla a través de una camisa de fina textura. El rey apuesta con los rehenes franceses, ocasionalmente se dice, por la cantidad de seis mil hasta ocho mil ducados en un día. 

 Es afable y cortés, no perjudica a nadie, no codicia los bienes de su prójimo, y está satisfecho con sus propios dominios, habiéndomelo dicho a menudo "Señor embajador, queremos que todos los soberanos estén contentos con sus propios territorios; nosotros estamos satisfechos con nuestras islas." Parece muy deseoso de paz. 

 Es muy rico. Su padre le dejó diez millones en oro, del que se supone que habría gastado la mitad en la contienda contra Francia. al haber tenido tres armadas de a pie: una que cruzó el canal con él, otra que estuvo en la campo de batalla contra Escocia y una tercera permaneció de reserva junto a la reina.

    La reina es la hermana de la madre del rey de España, ahora llamado el Rey de los Romanos. Tiene treinta y cinco años y no es bonita, aunque tiene una muy hermosa tez. Es religiosa y tan virtuosa como las palabras pueden expresar. Yo la he visto, pero pocas veces.

 El cardenal de York es de origen humilde, y tiene dos hermanos, uno de los cuales ejerce un beneficio sin título y el otro lleva las riendas de su fortuna. El cardenal gobierna el rey y todo el reino. Cuando llegué a Inglaterra, solía decirme "Su Majestad va a hacer esto y lo otro". Posteriormente, poco a poco, se olvidó de sí mismo, y comenzó diciendo: "Vamos a hacer esto y lo otro." En el momento presente ha llegado a un punto que dice "Voy a hacer esto y lo otro." Tiene cerca de cuarenta y seis años, muy guapo, ilustrado, sumamente elocuente, muy capaz y  infatigable. 


Más info sobre Embajadores en Los Líos de la Corte:





Bibliografía:

Giustiniani, Sebastiano:  Selection of Despatches Written by the Venetian Ambassador, Sebastian Giustinian, and Addressed to the Signory of Venice, January 12th, 1515, to July 26th, 1519, Rawdon Lubbock Brown, 2013.

http://rbsche.people.wm.edu/H111_doc_dispacci.html

http://www.wikipaintings.org/en/vittore-carpaccio/the-arrival-of-the-english-ambassadors-1498#supersized-artistPaintings-248986